miércoles, 15 de julio de 2009

Un jefe que disfruta con el trabajo acaba por contagiar esa actitud a sus empleados

Ana María Lisbona es experta en psicología del trabajo y de las organizaciones, un área de la llamada psicología ocupacional positiva que está tratando de explotar los beneficios que tiene para una organización empresarial contar con equipos humanos motivados y con iniciativa. La profesora Lisbona habló ayer en el centro asociado de la UNED en Asturias sobre la felicidad en el trabajo. «Estar bien no es sólo una ausencia de aspectos negativos en tu vida, sino de desarrollar una actitud positiva», sostiene.

-¿Existen recetas mágicas para encontrar empleados felices y con elevado rendimiento?

-No, pero para intentar alcanzar ese objetivo es necesario abordar un concepto fundamental, que es la motivación de la gente. Al final las empresas lo que quieren es mejorar el rendimiento; y si no ganan dinero y no venden, la situación empeora, y más en tiempos de crisis. Por eso, si conseguimos que los empleados muestren iniciativa, el logro es todavía mayor, no sólo por el hecho de que estén motivados sino porque están consiguiendo resultados más allá de lo que les pedimos.

-O sea, que un trabajador feliz es también una fuente extra de beneficios.

-La iniciativa personal en el trabajo y la felicidad del trabajador están directamente relacionados con la salud y con la ausencia de presión en la plantilla. En psicología de las organizaciones trabajamos con la idea de «work engagement » que es algo así como disfrutar del trabajo, trabajar con vigor, con absorción, con dedicación...

-¿Un adicto al trabajo?

-Muchas veces se confunden, pero son dos conceptos diferentes. Al trabajador feliz su actividad profesional le produce una sensación positiva. El adicto siente que tiene que trabajar porque si no lo hace se encuentra mal, y para cambiar esa sensación desagradable es por lo que trabaja.

-¿Cómo se puede lograr una actitud positiva en los trabajadores?

-Lo importante es cambiar el chip hacia la motivación de las personas. Con eso conseguimos mejor rendimiento y no como se hacía antes con esas técnicas tan duras de explotar al trabajador. En este momento la pasión por lo que hacemos es fundamental. Porque realizar una actividad con pasión, no con pasión obsesiva sino con pasión positiva se relaciona también con el bienestar de la persona y, por supuesto, con su estado de salud.

-¿Cuál debe ser el papel de la dirección en ese objetivo de motivación ?

-Debe favorecer que no exista miedo entre los empleados a mostrar iniciativa y a equivocarse. Para desarrollar una conducta con iniciativa o implantar algo novedoso hay que errar y superar problemas. Favorecer ese clima de tranquilidad es muy importante frente a aquellas empresas que penalizan la iniciativa y buscan empleados pasivos que obedezcan, y poco más.

-¿Se buscan empleados autosuficientes?

-Hay que trabajar el concepto de autoeficacia y buscar actividades que sean lo suficientemente retadoras para el trabajador; que sean motivantes, pero no tanto como para que no seamos capaces de conseguirlo y nos generen estrés en vez de lo positivo que buscamos. Al final, lo importante es la confianza porque quien tiene el conocimiento es el empleado, que es el que está manejando el producto final.

-¿El patrón feliz hace feliz al empleado?

-Debería ser así porque son emociones contagiosas y un modelo a seguir. Si el jefe disfruta en el trabajo, es más fácil que tú disfrutes como empleado. Si el jefe lo está haciendo mal y está siempre enfadado, al final termina contagiándote ese estado de ánimo. Y luego la comparación social es terrorífica: pensamos que si el jefe que gana mucho más que yo y está desencantado, yo, trabajador, que estoy por debajo de él, tengo que estar mucho peor.

-¿Caben incentivos en esa política de motivación al personal?

-En principio diría que no, porque estamos hablando de algo que es intrínseco y que debe venir de la propia actividad del empleado. Yo debo disfrutar de mi trabajo en sí mismo, sin pensar en incentivos. Cuando introducimos algo externo, estamos perdiendo.

-¿Se cuida el capital humano de las empresas en tiempos de crisis?

-Hay de todo. Hace poco me llamó mucho la atención la actitud de una consultora que decía que estaban tratando de gestionar que se frenaran los despidos por una cuestión práctica. Si tienes un equipo formado y lo mandas a la calle, cuando pase la crisis vas a tener que empezar el proceso. Es una lástima no cuidar ese capital. Una vez que sabes que tienes una persona valiosa aunque sea un momento difícil hay que aguantar el tirón y desarrollar otras estrategias para no perderlos porque las personas son el verdadero capital de una organización.

-¿Y cómo se puede lograr un equipo unido?

-Es muy complicado, pero empieza por dar autonomía a cada uno, contando con que en principio nuestros trabajadores son activos. Cuando el clima es conciliador se propicia que el equipo esté unido.

«Realizar una actividad profesional con pasión es fundamental porque repercute en el bienestar de la persona»

«No estoy por la labor de ofrecer incentivos, hay que disfrutar del trabajo en sí mismo, sin pensar en premios»

«Cuando el clima de trabajo es conciliador, se propicia que el equipo humano esté unido»

«La dirección debe favorecer que no exista miedo entre los empleados a mostrar iniciativa y equivocarse»

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