viernes, 17 de julio de 2009

Disertan sobre efectos emocionales de la música

Aunque no se sabe a ciencia cierta cómo y por qué la música provoca intensos efectos emocionales en el escucha, hay una correlación innegable que podría remontarse hasta los orígenes del lenguaje humano, subrayó el especialista José Luis Díaz Gómez.
En su conferencia "Neurobiología de la emoción musical. Un problema de Neuroestética", ofrecida en el marco del Encuentro Internacional Arte y Ciencias 2009, Díaz recordó que son cinco los aspectos que permiten comprender el término de música y sus efectos.

Los físicos (vibración, resonancia), fisiológicos (audición, representación cerebral), conductuales (ejecución, digitación),
mentales (percepción, cognición, emoción), y la representación cerebral.

Una vez teniendo claros estos conceptos, dijo el especialista en bases biológicas y cerebrales de la mente y comportamiento, se puede entrar al gran debate de por qué hacemos y escuchamos música.

Previo a su explicación, consideró oportuno mencionar algunas teorías referentes el tema, como la del filósofo Arthur Schopenhauer (1788-1860), quien sugiere que las emociones constituyen la semántica de la música y que la música encarna la emoción.

La filósofa Susanne Langer (1953) argumentó a favor de la semántica emocional de la música y entre otras cosas decía que ésta es la formulación y representación de emociones, estados de ánimo, tensiones y resoluciones mentales.

Una opinión más reciente, dijo, es la que sugiere Diana Raffman (1993), quien asegura que tenemos emociones musicales debido a que la música genera representaciones de gramática, pero tales emociones no son el contenido de la música, pues la representación no es denotativa sino connotativa.

Sin embargo, el autor de libros como "Psicología y conducta. Rutas de una indagación" y "La conciencia viviente", refirió que "hasta el momento no existe un sistema o una técnica que revele con suficiente fidelidad los procesos y estados emocionales provocados por la música".

No obstante, acotó, existen experimentos que han contribuido a fortalecer la idea de la emoción musical como problema científico.

"No se sabe por qué y cómo la música provoca en el escucha intensos efectos emocionales en ausencia de contenidos, pero hay una hipótesis que señala que debe existir una correspondencia entre las estructuras espaciotemporales de la música, la expresión conductual el procesamiento espacio temporal de la información en el sistema mente/cerebro".

Desde su óptica, "el entendimiento de la emoción musical depende del desarrollo de métodos adecuados para registrar y analizar la emoción musical. Lo anterior no significa restar méritos a los esfuerzos que se han hecho para descifrar ese fenómeno tan complejo".

Varios son los experimentos que se han realizado en torno a este tema, tanto en este país como a nivel internacional y compartió algunos, como el de Kate Hevner (1936), quien reunió a un grupo de personas para que escucharan composiciones diversas.

Después de oírlas tenían que ser descritas por una serie de adjetivos que describen estados emocionales, desde los más positivos hasta los más negativos.

Algunas de las emociones más tradicionales en este tipo de experimentos están divididas en agradables y desagradables. En las primeras se encuentran el vigor, la satisfacción, la altivez, la tranquilidad, el placer, la sorpresa, el alivio, el deseo, el amor, la calma, el valor, la alegría, el entusiasmo, el vigor, la diversión y la certeza.

En las desagradables sobresalen el odio, la ira, la tristeza, la apatía, la frustración, el miedo, el dolor, la aversión, el
aburrimiento, la tensión, la duda, el odio, la humillación, la frustración y el agotamiento.

Otros estudios han mostrado que los modos musicales mayores y los tiempos rápidos producen emociones de alegría, en tanto los modos menores y tiempos lentos producen tristeza.

Sin embargo, explicó que son datos que pueden variar, pues el impacto emocional de la música depende del ritmo, la modulación, armonía, melodía y variaciones en la historia del escucha.

Algunas de las hipótesis que han surgido de este tipo de investigaciones son que la música constituye un tipo de lenguaje acústico que se ha diferenciado evolutiva y culturalmente para la expresión y comunicación de estados emocionales.

"Seguramente los hombres primitivos comenzaron a encontrar una forma de comunicación en donde el gesto conductual, la voz y el contenido semántico empezaron a empatarse para lograr comunicar cosas. El lenguaje y la música nacieron juntos y siguen juntos".

El programa del Encuentro Internacional Arte y Ciencias 2009, inaugurado el pasado 14 de julio en el Ventro Nacional de las Artes (Cenart), cerró hoy con la conferencia "Neureestética y Neurología de las Artes Plásticas" por del doctor Herve-Perrre Lambert, y la charla "En torno a Labo Cops-Mental", con Anika Mignntte. (Con información de Notimex/GCE)

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