Así como los avances abren las puertas a nuevas expectativas también la infertilidad constituye una situación de stress, ansiedad y temores ya que los tratamientos a veces pueden ser largos y difíciles, convirtiéndose a veces en una carga en la vida de la pareja. Las variaciones emocionales que conllevan los tratamientos de reproducción asistida son tan importantes que es indispensable que los médicos trabajen en forma multidisciplinaria con los psicólogos.
A través de la evaluación psicológica es posible conocer el estado emocional de la pareja, sus herramientas y los riesgos de desarrollar trastornos emocionales y permite, durante los primeros meses de diagnóstico médico especialmente, preparar a la pareja psicológicamente para hacer frente al proceso.
En un principio, cada paso del tratamiento es vivido con un optimismo renovado y nuevas esperanzas pero tiene una carga emocional fuerte para ambos miembros.
El segundo momento de gran estrés para esa pareja es la espera del llamado del laboratorio para informarle los resultados de la fertilización. Médicos y biólogos califican a los embriones según su calidad con letras, A, B, C, D pero a la hora de comunicárselo a la pareja suele referirse a los embriones como “muy lindos”, o “no muy lindos”. Estos calificativos lleva a que emocionalmente la pareja pueda vivirlo como algo negativo y hasta sentir culpa.
Incluso el momento de la transferencia es muchas veces vivido como un éxito desde el momento mismo en que se lleva a cabo. Sin embargo, la evolución celular y la implantación no están garantizadas y ese ciclo puede no ser exitoso. Es este otro momento en que la intervención psicológica juega un rol fundamental. Sabemos que el embarazo puede lograrse en un intento pero si no es así también sabemos qué posibilidades existen para revertir ese resultado. Es por ello que la consulta psicológica posterior a un eventual intento fallido es muy importante.
Y finalmente, la espera del resultado positivo o negativo, generalmente de algunas semanas, requiere de un acompañamiento y de un apoyo psicológico fuerte para disminuir la ansiedad, el estrés y a veces hasta la obsesión por los cuidados y el tiempo de espera. Así, la tarea del psicólogo es valiosísima a lo largo de todo el tratamiento.
El rol del psicólogo:
Muchas veces los problemas de fertilidad amenazan los proyectos de vida de las personas, alteran su autoestima, provocan aislamiento y modifican la sexualidad de las parejas.
Y el proceso puede ser aún más arduo y el rol del psicólogo todavía más importante en casos de donación de gametos. En estos casos, aparece el desconcierto, los miedos y sentimientos encontrados. La contención psicológica los ayuda a elaborar la pérdida de no poder transmitir en su totalidad la carga genética y en las entrevistas se trabaja para que los dos elaboren la idea de tener un hijo que heredará los rasgos físicos de sólo uno de ellos combinados con los rasgos físicos de alguien a quien no conocen. Ser padres no se plantea como algo biológico sino que lo fundante en la identidad de ese niño es el cumplimiento de las funciones paterna y materna.
Las investigaciones realizadas durante los últimos años demostraron que hay un alto grado de sufrimiento psicológico en aquellas parejas que padecen esterilidad. La consulta y el apoyo psicológico son fundamentales no sólo porque brindan la contención necesaria sino por su incidencia en la psiconeuroendocrinología y el aumento de las posibilidades de éxito. El estrés y la ansiedad pueden incluso interferir en los resultados de los tratamientos, por eso es importante trabajar también sobre la preparación emocional de los tratamientos y las técnicas de relajación.
El médico especialista y el grupo de psicólogos deben trabajar en equipo con la pareja. Entonces, para afrontar las emociones antes y durante el tratamiento hay un denominador común: acompañarlos en la transición por las diferentes etapas de los tratamientos sean estos de alta o baja complejidad y que puedan discriminar lo imaginado de las posibilidades actuales para que puedan vivir cada intento como una nueva posibilidad.
“Nuestro objetivo es acompañarlos para que tengan una mejor calidad de vida durante el tiempo que duran los tratamientos, que sepan que es algo transitable. Apuntalar algunos recursos que la pareja tiene y no los ve por el estado de vulnerabilidad emocional que tienen. La idea es transmitírselo y que se potencien los propios recursos y capacidades de la pareja. Y la puesta en común siempre es un plus”, explica una de las psicólogas del departamento de Halitus, la Lic. Judith Cosogliad.
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