sábado, 30 de mayo de 2009

¿Neurogénesis y memoria están relacionadas?

Aún estamos lejos de comprender la forma en cómo almacenamos y tratamos nuestros recuerdos.
Trabajos recientes con ratones han revelado que el antidepresivo Prozac estimula el desarrollo de nuevas neuronas (la neurogénesis) a partir de células madre; lo novedoso es que ahora entendemos su secuencia de migración, lo que nos permite penetrar, interactuar con la capa glandular del cerebro y ponerla en marcha con especificidad, determinando cuánto tiempo lleva su proceso y cómo se interconectan con otras neuronas alojadas en el hipocampo. Sobre este tema se publico un trabajo en The Journal of Neurocience en el Congreso de la Sociedad Neurociencias de EE.UU realizado en Washington.
Este descubrimiento es una nueva esperanza para la cura de enfermedades neurodegenerativas, campo en el que se viene trabajando desde hace varios años, cuando se pensaba que en el cerebro adulto las neuronas que se destruían no se podían regenerar. Hoy sabemos que la neurogénesis, es decir, la diferenciación de nuevas neuronas a partir de células precursoras, ocurre en dos zonas muy concretas de nuestro cerebro: el bulbo olfatorio y el hipocampo. Entender todo este proceso y desarrollarlo, permitiría inducir a la regeneración de neuronas en los seres humanos con lesiones cerebrales hasta ahora irreversibles como el Mal de Alzheimer.
El Prozac, cuyo principio activo es la fluoxetina, alivia las depresiones aumentando en el cerebro la concentración del neurotransmisor serotonina. Pero ahora se ha averiguado que este fármaco incrementa la neurogénesis más allá de lo que sería normal. En ratones, el bloqueo de ese desarrollo anula los efectos del fármaco sobre el comportamiento, lo que induce a pensar que la formación de neuronas puede ser parte del mecanismo que alivia la depresión.
No está dilucidado el mecanismo en virtud del cual la fluoxetina induce la neurogénesis. La formación de neuronas consta de varias rondas de división celular, en las que se crean muchas neuronas a partir de unas pocas células madre. Un grupo de investigadores dirigido por Gregori Enikolopof, del Laboratorio Cold Spring Harbor, que abordaban el efecto de la fluoxetina en dicha senda, creó una estirpe de ratón con células madre neuronales en cuyo núcleo se alojaba una molécula fluorescente verde, lo que permitía rastrear fácilmente tales células con un microscopio. Descubrieron que la fluoxetina actúa en la segunda etapa de la neurogénesis, provocando que ciertas células -las progenitoras neuronales amplificadoras- se reprodujesen a un ritmo un 50 por ciento mayor de lo habitual. Este estadío constituye, en opinión de Enikolopof, una diana clara para la acción de un antidepresivo, lo que puede contribuir a diseñar principios activos más efectivos.
El modelo con múridos puede servir para estudios más detallados de la neurogénesis y su relación con el estado de ánimo, así como de los efectos de otros tratamientos antidepresivos. Para Dennis Steindler, de la Universidad de Florida, el modelo es susceptible de una amplia variedad de protocolos de estimulación, tanto farmacéuticos como neuroactivos. Enikolopof afirma que ahora está estudiando el efecto de la fluoxetina sobre la neurogénesis de ratones jóvenes y de hembras gestantes, para contribuir a la evaluación de los riesgos del tratamiento antidepresivo en sus homólogos humanos. Otro objetivo consistiría en determinar si otros medicamentos antidepresivos tienen su diana en el mismo paso de la neurogénesis.
Viajemos por el sistema que regula nuestras emociones: Las aproximadamente 40.000 neuronas del locus ceruleus son la fuente primaria de inervación adrenérgica de la mayor parte del sistema nervioso, incluyendo la médula, el cerebelo y las estructuras cerebrales posteriores.
Los efectos de la norepinefrina son mediados en el cerebro por dos clases de receptores: Alfa y Beta. Estos son subdivididos en base a sus características farmacológicas y fisiológicas en receptores Alfa-1, Alfa-2; y, Beta-1, Beta-2.
La activación de los receptores Beta resulta de la estimulación de la adenilciclasa y de la elevación del AMP cíclico que, a su vez, activa kinasas proteínicas que alteran transitoriamente la actividad de enzimas específicas a través de fosforilación reversible.
De esta forma se pretende la desensibilización de receptores beta corticolímbicos, que ha sido asociada con el mecanismo de acción de los antidepresivos, sólo que eso no resuelve las disfunciones afectivas.
Joanna Moncrieff, del Colegio Universitario de Londres afirma que los antidepresivos no curan. Y precisa: “... no en mayor medida que la insulina cura la diabetes o que el alcohol cura la ansiedad social.” Moncrieff, autora de estudios críticos sobre fármacos psiquiátricos, publicados en revistas especializadas, aboga, para comprender la medicación psicoactiva, por un modelo centrado en fármacos. Lo que supone abandonar el modelo centrado en la enfermedad. En lugar de aliviar una hipotética anomalía bioquímica —sostiene— son los antidepresivos los que crean estados cerebrales anómalos, que pueden, por coincidencia, aliviar los síntomas psiquiátricos.
Pero el hecho de abrir camino a nuevos descubrimientos, de que sepamos como se da el desarrollo de nuevas neuronas (neurogénesis), es un paso importante para el desarrollo humano.

Jean Luc Ditry

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